sábado, 31 de diciembre de 2016

2016 la curó de amor


12:01 am – 31 de Diciembre de 2016


Si, año  viejo, hoy te lloro. 2016 me curaste, por eso te lloro, me sanaste.
Con las crisis que están por iniciar, entre los problemas económicos, la delincuencia, fronteras y muros que vencer, la gente ha odiado el 2016, yo lo he amado. Miro atrás para entender por qué te amo 2016, si al inicio mi corazón estaba roto, un corazón que conoció a la persona de su vida (al menos eso pensaba), un corazón que había dejado sus miedos a un lado y que estaba a punto de saltar, estaba a punto de entregar hasta el alma, estaba listo para decidir amar.

Al iniciar el año ese corazón estaba roto y no entendía a dónde habían ido todos los planes hechos, los sueños incluso de mudarse, de viajar juntos fuera del país, los sueños de renunciar a sueños profesionales por seguir con la magia de los sueños personales, a dónde se fue esa persona cariñosa de la que te habías enamorado, la persona que había hecho tantas cosas lindas por ti que lentamente se hicieron valiosas y necesarias. Ya no estaban, desaparecieron esa mañana en ese café de Campos Elíseos, te despediste de él ese lunes por la mañana, lo abrazaste sabiendo que era la última vez que lo verías. 

De regreso a casa en cada kilómetro había una lágrima, había preguntas, había tristeza y al final había esperanza. A pesar de todo lo hubieras intentado una tercera vez, dicen que la tercera es la vencida, pero no lo ofreció, al menos no en ese momento. Te recuerdo que te sentiste ridícula por creer en el amor, para ti el amor debía morir con él, llegaste a pensar que no existiría en la vida alguien tan compatible contigo como él, aún tengo la esperanza de estar equivocada. ¿Qué fue de tu corazón los siguientes meses? Lo alimenté en secreto de amor, le leí, lo obligué a ver películas, a creer historias, a leer romance, no permitiste que muriera, aunque le prohibiste querer. Conociste a muchas personas, algunas valían la pena otras no, sin importar todos fueron lo mismo para ti, alguien con quien estar un par de días sin intención de verles más.

Lejos de bueno o malo, lo hiciste, lograste no llorar por ellos porque tus ojos aún lloraban por ese amor que nunca fue amor. Lloras por todo, una película, un libro, una historia, una canción, pero en el fondo estabas a punto de dejar de creer en el amor, de creer en las coincidencias y de creer en la felicidad que uno puede complementar en otro. Pero... llegó él.

Ilustraciones de Philippa Rice
Llegó la persona que abrió todas las posibilidades, que aún sin verlo, sin tenerlo cerca ya estaba en tus pensamientos, su inteligencia, su forma de ser, la expectativa de verlo después de tanto tiempo te mantenía en una constante intriga y expectativa. Estar con él, verlo sólo un par de días, escucharlo hablar, verlo transformase en pasión cada que habla de todo lo que le gusta, tomar su mano, sonreír con él, besarse sin esperarlo pero esperado al fin, abrazarlo, despedirse sin querer irse. Coincidencia o no, fue mejor de lo que esperabas, tanto así que consideraste tu posición ante el amor, ante la oportunidad que podías tomar. Después miraste bien y recordaste que no podías y que no debías condenar a alguien a la esperanza de un regreso. Qué difícil renunciar, qué difícil estar lejos cuando solo contabas los días ante el inminente regreso, pero algo más estaba por suceder y él lo sabía o no, tal vez su indiferencia fue porque así le nació, porque el interés se fue y porque no sabía cómo terminar con lo no iniciado o tal vez renunció a ti porque sabía que habían experiencias que no podías dejar ir y sabía que no las tomarías porque estaba él, prefiero pensar en esa excusa romántica ante la falta de interés.

A la distancia parecías estar en el principio, reafirmando tus ideales del amor y al mismo tiempo intentando anularlos con argumentos válidos. Sola y lejos, sin nadie que te espere en casa, llorando por las noches con las mismas preguntas del ¿por qué? olvidando los para qué. 

Sin esperarlo, ni siquiera imaginarlo sucedió. No lo buscaba ni lo esperaba, él tampoco. Salieron un día sin expectativas, sin esperar conocer de él más que un par de días, hasta el día que él ya no la buscara. Pasó el primer día, inmediatamente el segundo y así los últimos tres meses del 2016. Él la hizo sonreír y creer en el amor, aunque curiosamente en un amor que no pertenecía al uno del otro. Él representaba para ella la esperanza de que algo tan bueno, tan romántico, tan cursi pudiera existir. Él era feliz porque ella lo era y así se lo prometió, le prometió hacerla feliz para que él fuera feliz.

Ilustraciones de Philippa Rice
Al final el 2016 la sanó, al principio la hizo desear no ser más cursi, no esperar encontrar un día el amor, pero al final del año la esperanza regresó. No lo amó, no la amó, no se amaron, pero en el recuerdo siempre serán ellos, serán los días que no tenían principio y no tenían final, serán los bailes sin música, serán el ridículo de dos personas que están enamoradas y que no les importa el resto del mundo, ni de cerca ni de lejos, serán las sorpresas de cada día, serán los nervios de una cita aunque fuera la penúltima y no la primera, serán los abrazos, serán las palabras de aliento, los buenos días y las buenas noches, serán también las malas caras que poco alcanzaron a conocer, serán las comidas que juntos descubrieron, los viajes, los planes, las fotografías, serán el aroma a tropical mezclado con chile y sal de mar de Caloncho, serán las sonrisas, los paseos tomados de la mano, las salas de arte que no veían del todo por contemplarse el uno al otro, serán los conciertos y las canciones, serán los bailes y las clases de yoga, serán las puestas de sol que vieron juntos y las que no también, serán los días que pasaron lejos y las ganas de verse, regresar y platicarse todo, serán las caminatas de la mano por la playa, serán los momentos en silencio ante el imponente mar, serán los paseos en bici, serán la película en el cine y las películas en casa, serán una noche fría perdidos por las calles, serán el anhelado te quiero, serán una tarde con viejitos en un parque, sus pláticas y sus perros, serán el beso de despedida, serán el abrazo y las lágrimas (de ella) en la sala de abordar, serán una pulsera, serán un collar, serán un juego de ajedrez sin terminar, serán todo y serán nada.  

2016 la curó, ahora ella sigue sin saber lo que quiere, pero si sabe lo que no quiere. No quiere lo malo del 2016, quiere lo bueno, lo que le prometieron podría encontrar algún día. Ya no quiere al montón que está adulando, quiere a uno que se la juegue al tiempo. Ella no es la misma que hace 365 días, aprendió a perdonar, aprendió a dejar ir y está aprendiendo a esperar, esperar al amor con una sonrisa y el tiempo que a éste le tome llegar. 2016 fue un buen año para ella, la tomó por sorpresa en todo lo que uno podría sorprenderse, 2016 no fue tan malo como parecía ser, 2016 la curó y no precisamente de una ridícula obsesión con el amor como diría Ewan McGregor en Moulin Rouge, al contrario 2016 la curó al enseñarle lo que no es amor y le mostró el camino para que pueda reconocerlo cuando se presente, que tome el riesgo sin pensarlo, que no se lo piense y que decida amar, al final de cuentas 2016 le trajo a la persona que hubiera sido tan fácil decidir amar, pero que en esta historia solo fue el camino de aquel lugar a donde un día quiere y va a llegar.


2:51 am- 31 Diciembre de 2016, esta historia bien pudo ser mía o no, pudo ser del 2016 o del 2012, se inició en primera persona y se terminó en tercera, tal vez porque es difícil apropiarse de una historia así cuando no se sintió o porque es tan nuestra que cuesta trabajo describirla.


2017 y las oportunidades

Un día, caminando por la bella ciudad de Lima, le conté a un amigo que escribo desde hace mucho tiempo. Le platiqué que he escrito cartas, micro cuentos, poemas, bitácoras de viaje y todo lo que uno escribe cuando tiene y debe de escribir. Y hoy, a pocas horas de terminar el 2016, uno empieza a replantearse metas con base en las que cumplimos el año que termina.

2017 es un buen año, lo he pensado desde el momento que el año lleva un 7, mi número, no de la suerte sino el número perfecto. 2017 es el año del trabajo, de consolidar sueños, pero realmente creo que es un año de preparar el terreno para sueños más grandes, así que a trabajar mucho y sin parar, cuidando no terminar viviendo para trabajar. Justo por esto decido iniciar este espacio, para compartir lo que escribo, para escribir más, para ser yo. 


No me considero escritora, solo sé que escribir me llena, me libera, me desconecta del mundo y me conecta conmigo. Abramos espacios, abramos puertas, abrámonos a la lectura y a escribir, todos tenemos una historia que contar, tal vez propia y real o tal vez inventada e idealizada.
Mentiría al decir que no espero tener lectores, de ser así dejaría todo en el papel y en el cajón de los escritos o en la carpeta privada de mi computadora ¿Me animaría saber que me leen? ¡Por supuesto! no lo duden, esta experiencia será como la docencia, dónde un profesor ya es feliz cuando ha logrado un cambio o el interés del primer alumno.


¡Feliz 2017! Yo decidí darme una oportunidad en esto que pocos sabían, espero que también lo hagan, en lo que sea que les guste, les apasiones y los haga feliz.

P.D. ¡Sí! fue mi amigo quién me cuestionó - ¿Por qué no inicias un Blog?