Mientras pensaba en
recomendaciones para que este lunes no fuera un blue monday, comencé a pensar otras cosas. De acuerdo con el
estudio de Cliff Arnal publicado en el año 2005, el 3° lunes de enero es el día más triste del
año, ante esta verdad me proponía enlistar actividades para que este día sólo fuera
uno más de enero, hasta que me pregunté ¿Por qué no tener el derecho de
sentirnos tristes?
Estamos muy acostumbrados a que DEBEMOS mostrar nuestra mejor cara, agradar
a las personas, a que los demás se sientan a gusto con nosotros y muchas veces
terminamos fingiendo alegría, fingiendo sonrisas, fingiendo estar bien.
Pero llorar, estar de malas,
estar enfadados, sentirnos tristes no es malo. A veces necesitamos soledad para
llorar, soledad para sentirnos tristes porque todo lo que hacemos no nos
lleva a donde planeamos. A veces tener un blue
monday no es malo, al contrario es necesario.
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Ilustración disponible en The Art Of Animation |
Es necesario dejar la almohada
mojada por dormir llorando, es válido no querer hablar porque sentimos un dolor
o porque no nos interesa que los demás conozcan nuestra historia. A veces
debemos llorar porque reconocemos que ya no tenemos más fuerzas para lo que
estamos viviendo. A veces debemos llorar, debemos creer que todo está perdido,
debemos querer dormir para poder olvidar, debemos quedarnos en cama porque nada
más importa. A veces hace falta todo esto, sólo si esto será tu punto más bajo,
tu low point, sólo si al secar las
lágrimas que tenías que llorar, tus ojos podrán ver y valorar lo que ahora tienes de frente.
De verdad creo que uno debe tener
la libertad de sentirse triste con la misma libertad que uno se siente
feliz. Sin sonar como un estado que el Ser Humano deba buscar, uno debe vivir el dolor, al final de cuentas si algo duele es porque fue importante
y ese dolor marca el inicio de un final. Sentirnos tristes nos recuerda lo reales que somos, lo reales que son nuestros sentimientos, lo vulnerables que podemos llegar a ser. Estar tristes nos recuerda que estamos vivos y al final estar vivo es lo que importa. Nada es tan grande, ni tan irremediable que merezca toda una vida en la tristeza. Y recuerda, la felicidad no es un fin al que llegar, la felicidad debe ser todo el camino a recorrer. Por eso, si hoy es tu día triste, siéntelo y súfrelo, con la seguridad de que sólo habrá sido un día más en el camino.
P.d: Para los que buscaban algo anti blue monday, les dejo esta playlist para activar el lunes Así suena el Blue Monday